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Aquello que callamos los hombres

20 Septiembre 2015 , Escrito por Coronel Sarcasmo Etiquetado en #Critica Y Reflexion

AQUELLO QUE CALLAMOS LOS HOMBRES.

 

Algo verdaderamente curioso y enormemente complejo es la dinámica de las relaciones de pareja, mucho más en los tiempos modernos. Durante mi vida como historiador-sociólogo de corazón, he podido observar desde lo que se me ha sido posible la mecánica de las relaciones de pareja, y aunque no soy un experto, puedo citar algunas impresiones y aspectos generales que se centran en las reglas morales y sociales que nos han venido inculcando desde hace ya tiempo. Siempre hablamos de “lo que las mujeres necesitan”, “como complacer a tu mujer” y cosas así, pero me pregunto yo en una sociedad que aboga por la igualdad, y que hay de los hombres?. Siempre nos inculcaron que los hombres no lloran y que el deber de un hombre es traer el pan a la mesa, cuando pienso en ello no puedo evitar ver al hombre de los años 50’s con sombrero, traje de paño, tirantes llegando sudoroso y cansado a casa y la mujer ocupándose de las labores del hogar, típica estructura familiar tradicional, la cual por supuesto ya no aplica al mundo moderno.

Si bien el núcleo familiar ha estado haciendo fisión en los últimos tiempos, es de comprender que las épocas cambian y que aquel esquema tradicional simplemente ya no es posible. A nosotros nos enseñaron que el hogar esta primero, que la mujer debe estar en “sus ocupaciones” y que nuestro deber es complacerlas y hacerlas sentir bien en el hogar. A causa de la religión, las telenovelas y valores morales socialmente estructurados, nos dijeron que eso era lo correcto, sin cuestionar nada. Hoy por hoy es curioso a través de la internet, los memes y los foros ver como las mujeres plantean sus curiosos estándares de exigencia y sus particulares normas Icontec de calidad, como se sigue manejando ese viejo esquema de “lo que ellas quieren” pero poco se habla (y si se hace es con burla y risa) de lo que NOSOTROS QUEREMOS. Siempre debemos tomar la iniciativa, siempre “el que debe gastar es el hombre”, siempre “el jefe del hogar es el hombre”, el de los gastos, el de la autoridad, el que complace, el que da gusto, como papeles y roles, libretos que se asumen en un escenario actual lejos de ser ya aplicable.

Entonces me pregunto, porque ellas no toman la iniciativa? Porque ellas que claman igualdad no asumen el rol que tanto llevan anhelando? Muchas alegan machismo pero en cuanto a la complacencia no ceden ni dicen nada, salvo las feministas y las desagradables y en extremo mucho muy repulsivas yihadistas-femiNAZIS, que toman este argumento para decir que “mi cuerpo no es tuyo”, “mi cuerpo no te pertenece”, “no estoy para suplir tus necesidades”, algo que bien podríamos decir nosotros también. Pero no se les culpa, para nosotros, los heterosexuales, se nos enseñó un rígido y subliminal código ético de comportamiento, con el que por supuesto siempre he estado en desacuerdo.  A los niños nos enseñaron que a las mujeres no se les toca con el pétalo de una rosa, aunque te apunten con un arma o un trozo de botella. A las mujeres se les enseño por medio de novelas y revistas de moda aquella figura de princesita dándole e imponiéndole un rol de mama y de frágil pétalo que busca seguridad en un hombre, a través de muñecas y barbies el sueño de muchas era “cuando sea grande… quiero ser mama”. Aquí es cuando apoyo a las feministas, no a su sucia y asquerosa contraparte, LAS FEMINAZIS, sino a las feministas moderadas y sensatas que en efecto cuestionan esto, y si, es cuando yo me pregunto: por qué un hombre soltero que lleve mozas a su casa y tenga fantásticos polvos es un duro y una mujer que haga lo mismo se ve mal? Por qué una mujer no puede ser cabeza del hogar? Por qué un hombre no puede asumir el rol de los quehaceres del hogar? Por qué una mujer no toma la iniciativa de las cosas en una dinámica más equilibrada? Sobre todo cuando uno sale en cita romántica y las invita siempre? Porque ellas no piden sexo tanto como lo hacemos nosotros? Por qué ellas no dedican poemas y en meses como este del amor y la amistad ellas son las que elaboran los detalles?, porque ellas no proponen el cuadre o matrimonio? algunas simples cuestiones a tener en cuenta.

Quizá por amor maternal o aquella subliminal educación que nos meten en la cabeza es que los hombres no podemos cambiar dichos parámetros culturales, ya que “hay que hacer lo que se debe en el hogar” y más si se tiene a las mamas encima o peor aún, a las suegras pues imposible cambiar, cualquiera que se atreva a cuestionar estas reglas sociales es considerado un tonto o un rebelde. El neosolterismo o sin parágrafos técnicos el solterísimo del siglo 21 es aun hoy en día visto como algo malo, ni hablar de tiempos pasados. En décadas pasadas era visto de mal gusto un hombre que a cierta edad no se hubiera casado o tenido hijos, peor aún en una mujer, ya que aquella que hubiera decidido como forma de vida la deliciosa soltería era tildada de “solterona” o rara, casi como si según esta sociedad, fuera una obligación casarse o tener hijos. Finalmente cabe resaltar que solo cuestiono estas verdades, formar un hogar está bien ya que todos somos parte de uno, pero lo que sucede es que los tiempos cambian y cada vez menos se ve aquello que una vez llamamos “núcleo familiar”. Niños inexpertos e inmaduros de 16 años tienen hijos y dicen que se aman, entre sexo reguetonero y burdas declaraciones de amor se dicen palabras que se las lleva el viento, y promesas que cambian cuando llegan un culo o unas tetas más grandes o cuando llega el príncipe azul, aquel que a ellas les han inculcado desde pequeñas. La familia como la conocemos está en vía de extinción, en seria crisis, y esta sociedad de machos cabríos y de mujeres valientes, ésta sociedad que nos enseñó que llorar es de niñas y que “ser mama es genial” quizá no de mucha cabida a quienes pensamos diferente, además resulta difícil pensar en un proyecto de familia en medio de esta sociedad pútrida de infidelidades y mentiras, después de todo, aunque el precio por pagar sea una relativa “soledad”, la soltería tiene unos deliciosos beneficios, unos frutos exóticos que hacen valer la pena, el haber renunciado a tener una familia.

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